Chereads / HUNTER, LA CAZA RECOMPENSAS / Chapter 2 - LOS MOTOCICLISTAS

Chapter 2 - LOS MOTOCICLISTAS

Aunque el mundo había quedado en ruinas, eso no significaba que los automóviles o las motocicletas hubiesen desaparecido, todo lo contrario de hecho. Grandes caravanas de motociclistas recorrían los restos de lo que alguna vez fueron ciudades y amenazaban los pueblos que aún se mantenían en pie, fuera de la protección de las cinco grandes civilizaciones existentes. Este era el caso de estos cuatro motociclistas nómades pertenecientes a la tribu de los "Hell Demons" Posiblemente su nombre no fuese el más original, pero sus acciones si eran de temerse y respetarse pues nadie quería joder con aquellos salvajes que se dirigían a California para poder conseguir suministros de gasolina, comida y bebida. Aparte de querer pasar algunas noches en el burdel de la ciudad de Monterrey para divertirse un poco. Monterrey era la única ciudad del estado de California que seguía en pie tras la tercera gran guerra mundial. Una guerra que acabó con Estados Unidos, siendo Los Ángeles una ruina y San Francisco, la ciudad que antaño se enorgullecía de ser el ejemplo del progresismo moderno, una tierra de caníbales. Las cinco grandes ciudades que quedaban en el mundo eran zonas que fueron creadas tras el horror nuclear y que ahora buscaban reconstruir la civilización. Sin embargo, esas cinco eran las ciudades civilizadas que quedaban, porque las otras ciudades eran cuna de perversión, siendo Monterrey una Sodoma y Gomorra moderna, en donde lo que antaño fue un chiste o como se lo llamaba en el pasado: Meme, ahora era una realidad. Los habitantes de esa ciudad vivían en constante endogamia y no parecían interesados en cambiar. Sin embargo, a aquellos motociclistas eso poco o nada les importaba, ellos solo querían suministros y mujeres u hombres vestidos de mujeres antes que colocarse en pose moral.

Durante el trayecto, vieron los restos de varios casinos abandonados y casi comidos por el polvo. Sonriendo, Skaller, el jefe de la caravana le hizo una seña a sus hombres para dirigirse a donde aquellas enormes edificaciones se encontraban. Aunque los edificios se encontraban vacíos, casi siempre se encontraban algunas cosas como latas de refrescos aun intactos, bolsas de papitas fritas o algunas fichas de casino que los coleccionistas de las ciudades civilizadas eran capaces de matar por conseguir.

Sonriendo, Greef asintió con la cabeza y siguió a Skaller a donde se encontraba dicho casino. Los demás le siguieron en silencio sin siquiera preguntar o preguntarse a ellos mismos porque se dirigían hacia aquel enorme casino de paredes amarillas que se camuflaba con el enorme desierto y cuyo letrero escrito por unas enormes letras con varios focos se encontraba roto e incompleto, leyéndose: CASNO HTE GRA ORINO.

El humo amarillo que aquellas motocicletas tiraban al avanzar por el desierto cubría las siluetas de aquellos hombres que vestían negras camperas de cuero sin mangas y cuyos musculosos brazos se encontraban adornados con unos brazaletes negros con varias púas metálicas, algunas de ellas todavía se encontraban rojas por la sangre de los pobres diablos que tuvieron la mala suerte de encontrarse con ellos. Sus cabelleras de diversos colores poseían peinados casi similares, siendo el cabello de Skaller el más llamativo al ser mechones parados de color rojo y el de Greef un peinado mohicano de color verde. La cabellera de Stiller, el tercer motociclista, era una larga melena negra mientras que Krav poseía una gran calva, sin embargo, aquel cuarto motociclista poseía una espesa barba castaña junto a un grueso bigote que hacía de candado al combinarse con aquella barba. Unos anteojos negros cubrían sus ojos celestes y una camiseta negra con el símbolo de una calavera terminaba de darle aquel tono de tío duro.

Unos pantalones grises junto a unas botas militares y cinturones negros con púas metálicas finalizaban el uniforme de los "Hells Demons."

Deteniéndose cerca del Casino, los Motociclistas se bajaron y se acercaron a la puerta de madera dispuestos a abrirla y saquear lo que hubiese dentro, sin saber en qué problema se meterían dentro de poco.