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Chapter 2 - CAPÍTULO 2: La Primera Confesió

Julia mantuvo su mano sobre la de Eloi, y él sintió el calor y la seguridad que ella siempre le transmitía. Aquella conexión, aquel simple gesto, significaba más de lo que las palabras podían expresar. Eloi respiró hondo, dejando que el alivio lo envolviera. Aunque esa primera confesión no resolvía todo, sí era un punto de partida, un faro en medio de la oscuridad en la que había estado navegando.

"Sabía que algo te pasaba", dijo Julia con una sonrisa suave, sin soltar su mano. "Siempre has sido... diferente, en el mejor sentido. Pero nunca entendí lo que realmente estaba sucediendo dentro de ti. Lo siento si alguna vez te hice sentir que no podías hablar de esto."

"Es que yo tampoco lo entendía del todo", admitió Eloi, jugueteando con la cucharilla de su café, nervioso por esta nueva realidad que acababa de desvelar. "Llevo toda la vida sintiendo que no encajaba, pero no fue hasta hace unos años que las piezas empezaron a tomar forma. Y aun así, no era algo fácil de aceptar. Pensaba que si lo ignoraba, tal vez desaparecería. Pero no fue así, no desapareció."

Julia lo miraba con una mezcla de empatía y curiosidad. Siempre había sido una persona abierta, sin miedo a hacer preguntas directas, pero también sabía cuándo no presionar demasiado. "Entonces, ¿qué es lo que quieres hacer ahora? ¿Cómo vas a enfrentarlo?"

Eloi suspiró y apoyó los codos sobre la mesa, cubriéndose la cara con las manos por un momento, tratando de reunir las fuerzas para responder. "No lo sé del todo", confesó. "Supongo que lo primero es que necesito contárselo a mis padres. Vivir con ellos... no es fácil. Mi madre siempre está pendiente de cómo me visto, de cómo me comporto, de si hago cosas 'propias de una mujer'. No lo hace con mala intención, pero se siente como una presión constante."

Julia frunció el ceño, apoyándose en el respaldo de su silla. "¿Crees que lo entenderán?"

Eloi bajó la mirada hacia su café, sintiendo un nudo en el estómago. "No lo sé. Mi madre... ella siempre ha sido tradicional en cuanto a estas cosas. No creo que lo tome bien. Mi padre... no sé. Es más callado, más reservado, pero eso no significa que sea más comprensivo. Siempre han tenido expectativas de lo que debería ser mi vida, y esto no encaja en ninguna de esas expectativas."

Julia lo observó un momento en silencio, y luego le dedicó una sonrisa cálida. "Mira, no va a ser fácil. Nunca lo es, y más con la familia. Pero aquí estoy, ¿vale? No tienes que enfrentarlo solo."

Eloi asintió lentamente. Saber que tenía a Julia de su lado hacía la diferencia, pero la idea de enfrentar a sus padres lo aterrorizaba. Había pasado toda su vida intentando cumplir con sus expectativas, incluso cuando hacerlo lo hacía sentir como si estuviera traicionando su propia identidad. No estaba preparado para el rechazo, pero sabía que seguir viviendo en silencio no era una opción.

Durante unos minutos, ambos se quedaron en silencio, bebiendo sus cafés y escuchando el suave murmullo del café a su alrededor. Las palabras de Eloi aún flotaban en el aire, cargadas de significado. Julia, siendo quien era, rompió el silencio primero, dándole un giro a la conversación.

"Por cierto, ¿qué tal el fútbol últimamente? ¿Te sientes bien jugando con el equipo femenino?" preguntó, tratando de aligerar el ambiente pero, a la vez, tocando un tema que sabía que podía ser complicado para Eloi.

Él soltó una risa corta y amarga. "Es complicado. Amo jugar, pero cada vez que salgo al campo me siento... fuera de lugar. No sé cómo explicarlo, pero es como si estuviera actuando, como si no perteneciera realmente ahí. Me gusta el equipo, me encanta el deporte, pero siento que ya no encajo del todo."

Julia asintió con comprensión. "Bueno, eso no cambia que sigas siendo una de las mejores defensas que tenemos. Nadie te ha quitado eso."

Eloi sonrió levemente, agradeciendo su esfuerzo por encontrar algo positivo en medio de todo. El fútbol había sido un refugio para él, una forma de desconectarse de su vida cotidiana, pero también le recordaba constantemente la disonancia entre lo que era y lo que la sociedad esperaba de él. Sin embargo, no estaba listo para renunciar a ese espacio, al menos no aún. El fútbol seguía siendo uno de los pocos lugares donde podía perderse en algo que amaba, aunque fuera por un rato.

"Gracias, Julia. De verdad", dijo finalmente. "Por estar aquí, por escucharme. No sé cómo habría dado este paso sin ti."

Julia se encogió de hombros, restándole importancia. "No hay de qué, Eloi. No es fácil ser tú mismo en un mundo que siempre está diciéndote cómo debes ser. Pero lo que importa es que estás dando los primeros pasos, y eso es valiente. Todo lo que venga después, lo afrontarás. Y aquí estaré, como siempre."

Eloi no pudo evitar sentirse agradecido por su amistad. Julia no lo miraba diferente, no lo trataba como si de repente fuera otra persona. Era exactamente lo que necesitaba en ese momento: alguien que lo viera como siempre había sido, pero que ahora lo llamara por su verdadero nombre. Eloi.

Después de un rato más de charla ligera, Julia lo miró con una ceja levantada, esbozando una sonrisa pícara. "¿Sabes lo que necesitamos?"

Eloi la miró con curiosidad. "¿Qué?"

"Un partido de fútbol. Nada como patear un balón para liberar tensiones. Te vendrá bien, y yo necesito practicar algunos tiros. ¿Qué dices?"

Eloi sonrió, aliviado por la oportunidad de despejar su mente por un rato. "Me apunto. Pero te advierto que no te dejaré ganar."

Julia se levantó de la mesa, lanzándole una mirada desafiante. "Eso lo veremos."

El camino hacia la cancha de fútbol le dio a Eloi algo que no había sentido en mucho tiempo: un pequeño destello de esperanza. Sabía que tenía un largo camino por delante, pero por primera vez en años, no se sentía completamente solo. Julia estaba con él, y aunque el futuro era incierto, al menos había dado el primer paso hacia convertirse en la persona que siempre había sabido que era.