Anochecía ya en Puerto Marina, este día había salido más tarde de lo habitual de mi escuela, me sentía bastante cansado y aunque quería achacárselo a mi pasada aventura en la playa lo cierto era que había pasado suficiente tiempo para recuperarme de aquello. Finalmente llegue a mi apartamento, ahí se encontraban Solis y Butaro en el sillón, Solis estaba jugando un videojuego con la consola portátil, estaba recostado en el sillón, pero tenía las piernas recogidas dejando espacio suficiente para Butaro, mientras que este como de costumbre veía las noticias locales en la tele, eh de añadir que me daba algo de alegría ver que desde nuestro paseo se han llevado muchísimo mejor. Deje la mochila en el suelo para después dirigirme encorvado y cabizbajo a cambiarme.
- ¿Dia pesado? - Preguntó Solis
- Y tanto, los trabajos en equipo me están matando - Dije mientras me ponía ropa más cómoda.
- Ja, ¿Y nosotros no somos peor equipo? - Me contesto Solis sonriendo maliciosamente y Butaro volteo algo preocupado.
- Oh vamos, sabes que no hablo de ustedes, ¡Ustedes son el mejor equipo! - Al momento Butaro se calmó y esbozo una sonrisa.
- A veces eres tan cursi que das asco - Aunque Solis dijera eso, pude notar una ligera sonrisa en él, a pesar de que nunca quito la vista de su juego.
- Como sea, háganme espacio - Dije listo para al fin tomar mi merecido descanso.
- Nah, ya le dejé suficiente sillón a Butaro, tráete una silla - Dijo Solis mientras continuaba jugando, su facilidad para dejarme fuera era impresionante.
- Si quieres toma mi lugar Mendel, no me molesta - Dijo Butaro comenzando a levantarse.
- No, quédate ahí, ya tomare una silla, pero no sabes que ganas tengo de mandar a Solis a... -
- ¡El cementerio! - Completo la televisión, todos nos asustamos un poco.
- Bueno no, no iría tan lejos... - Contesté, aunque ahora nuestra atención estaba en la comentarista, una mujer joven que se encontraba en frente de un gran portón.
- Así como escuchan, televidentes, ¡Terror en el cementerio de Puerto Marina!, los horribles avistamientos nocturnos continúan, aquí tenemos al velador del cementerio para que de su testimonio - Al momento paso el micrófono a un hombre mayor con una gran barba y un ojo cerrado.
- Pues vea usted, las noches han estado rete complicadas ¿vea?, gente rara anda por aquí por la noche caminando, así como tiesos, y les pego un grito y los trato de agarrar, pero siempre se me van -
- ¿Y qué opina de los rumores de que son los muertos levantándose de sus tumbas? - Pregunto la reportera.
- Meh, chismes de gente sin nada que hacer, seguro solo son algunos jóvenes borrachos buscando espantos o algo así -
- Bueno eso lo juzgaran las personas en casa, este es un video de uno de los avistamientos - La escena se cortó a un video en el que se mostraban 2 figuras en la noche paseándose entre tumbas, estaba muy oscuro para distinguirlas bien, se tambaleaban de forma extraña una arrastraba un pie y la otra tenía la cabeza echada a un lado, de repente las dos voltearon a la cámara, sus ojos brillaban levemente, al momento aceleraron y se perdieron de vista.
- Estos avistamientos tienen preocupados a los habitantes, y con la celebración del día de muertos a la vuelta mucho dudan de la seguridad del cementerio, sin ofender señor - Dijo mientras volteaba a ver al hombre.
- Meh - Contestó sin hacer mucho caso.
- De cualquier forma, esperemos que las autoridades respondan al problema pronto, volvemos al estudio - Y así termino el reportaje.
- Tienen toda la semana hablando de eso, ¿No es eso algo que deberíamos atender? - Pregunto Butaro.
- Ah no, no vuelvo a hacer trabajo extra, no después de la playa - Contestó Solis.
- Bueno, creo que Solís tiene razón en esta, Agatha ya nos hubiera llamado, además puede que no sea nada - Dije mientras me dirigía por una silla, pero antes de poder sentarme sonó el timbre.
- No puede ser ¿y ahora qué? - Dije molesto, aun así, salí del apartamento y baje las escaleras hasta la entrada principal para ver quien era, mientras lo hacía me invadía un sentimiento extraño, era como si tuviera algo antinatural ante mí, bastante variados raro considerando como ha sido mi vida dese hace poco, antes de abrir la puerta me detuve un momento, llegue al pasillo al fondo del edificio, la puerta principal tenía una pequeña mira, así que aproveche para ver antes de abrir la puerta. Al otro lado había una figura encapuchada, con una túnica negra, su cabeza miraba hacia el suelo, de repente levanto la mirada, me sobresalte a ver su rostro, aunque una buena parte lo cubría con su cabello gris y deteriorado, podía ver si piel verde, finalmente aún más impresionante uno de sus ojos faltaba, y en su lugar un punto azul brillante flotaba en su cuenca.
- Oye sé que estás ahí, ¿Cuánto más vas tardar?, ¿no sabes que me envió la tía bruja? - Al oír eso finalmente decidí abrir la puerta pues supuse que se refería a Agatha, aunque una parte de mi advertía de mi imprudencia.
- ¡Al fin!, ¿Cuánto más pensabas hacerme esperar Menmen?, ¿Eres Menmen no?, ¡cómo sea, subamos a tu casa que hay que apurarnos! - Su forma de llamarme me extraño mucho, era casi correcta, al fin y al cabo, la figura paso junto a mí y se apresuró a subir las escaleras, al pareces ya sabía dónde estaba mi casa.
- Oye espera espera, ¡Ni siquiera sé que pasa! - Mis palabras caían en oídos sordos, conmigo detrás el intruso ya había entrado a la casa.
- Ah ya regresaste, ¡Quien rayos es este! - Grito Solis sobresaltado, casi instintivamente salto del sillón y se colocó atrás de Butaro el cual su única reacción fue poner una cara seria esperando ver qué pasaba, en cuanto a mi apenas estaba entrando al departamento atrás del extraño.
- Bueno parece que están todos, ¡hora de presentarme! - Se quito la túnica y la arrojo lejos, al momento posó dinámicamente con un brazo extendido y otro en su rostro, sus piernas extendidas hacia los lados, no podía evitar sentir que trataba de emular la pose de un anime, finalmente pude ver bien su apariencia, era impactante, una chica joven, con cabello largo, gris, despeinado y maltratado, su piel era una colección de tonos de verde y un poco de gris, mal cosidos como parches en diferentes partes de su cuerpo, sus ojos llamaban mucho la atención, uno se veía completamente normal, mientras el otro como ya había visto, era una cuenca vacía con un punto azul brillante flotando en ella, sus dientes eran afilados, usaba una camisa de tirantes, chor de mezclilla y calcetas de colores disparejos y tenis, todos se veían algo desgastados y rasgados, pese a esto la apariencia de la chica me parecía linda de cierta manera, finalmente llamaba mi atención un collar de piedras algo grande que colgaba de su cuello, eran piedras comunes de tonos anaranjados, marrones y grises, excepto por las principales del centro, conformadas por una gema anaranjada y brillante que en cada lado tenía un par de rocas conforma de colmillos.
- ¡Mi nombre es Zombra, habitante de las catacumbas de Puerto Marina, recuérdenlo bien y ahora salgamos a la aventura! - Se dio la vuelta preparada para salir, solo para toparse conmigo parado frente a la puerta.
- Quieta ahí, por lo menos ya sabemos quién eres, ¿pero porque estás aquí? - Le pregunte mientras la sostenía de los hombros.
- Pues ya lo dije Agatha me mando, ¿No les dijo nada? - Me disponía a contestarle, pero antes de poder hacerlo mi teléfono sonó, era ese vergonzoso tono de llamada que me indicaba que era Agatha.
- Puf jajajaja, ¿Qué es eso?, jajajajaja no puedo, mi estómago, ¡se me va a salir! - Zombra se echó a reír doblando su cuerpo con los brazos abrazando su abdomen, me preocupaba que realmente reventara y sus "interiores" terminaran embarrados en el piso, de cualquier modo, contesté.
- ¡Mendel!, al fin, oye ¿llego una chica algo rarita a tu casa? - Pregunto algo apurada.
- Óyelo tu misma - Puse el celular en altavoz y lo acerqué a Zombra mientras daba vueltas muriendo de risa en piso.
- Ay esta chica, en cuanto le tu información y me descuide desapareció, por lo menos no causo ningún desastre - Zombra finalmente se calmó y se levantó para decir alegremente.
- ¡Oh, tía bruja, ya encontré a Menmen! - Dijo mientras estiraba la mano y saludaba alegremente, en cuanto a mí a pesar de no poder verla sentí como se le saltaba una vena al oír que le decían "tía", probablemente por eso decidió ignorarla y enfocarse en hablarme a mí.
- Supongo entonces que ya sabes lo que hay que hacer verdad Mendel - Revire los ojos ante la suposición.
- Nop, básicamente llego, se presentó y nos dijo que nos fuéramos de aventura - Después de oír eso Agatha suspiro y comenzó a explicar.
- Como sea, estoy segura que ya oíste hablar de las cosas raras que ocurren en el cementerio - Dijo Agatha.
- Básicamente me enteré hoy, si - Le contesté.
- Pero si tienen días hablando de eso, ¿Acaso vives bajo una piedra? - Su comentario me molesto un poco, pero decidí no mencionarlo.
- Entonces el rumor es cierto, esas cosas son zombis y están saliendo de sus tumbas en la noche como esta de aquí ¿no? - Le dije suponiendo toda la situación.
- Mas o menos, en realidad Zombra junto con otros zombis tiene mucho tiempo viviendo en las catacumbas bajo el cementerio, de cuando en cuando salen a la superficie y andan por la ciudad, son bastante tranquilos, pero recientemente las cosas se salieron de control será mejor que se pongan en marcha al cementerio, Zombra les explicara con más detalle en el camino, ¡Oíste Zombra! -
- ¡Entendido tía! - Contestó alegremente, en ese mismo momento Agatha colgó la llamada, al parecer su paciencia se había acabado, en el fondo me parecía algo divertido.
- Bueno muchachos ya escucharon, tenemos trabajo - Dije emocionado, ya ni siquiera me acordaba de que estaba cansado hace poco.
- Pues ya que, así que Sombra ¿eh?, ¿te lo pusiste sola? - Preguntó Solis afilado como siempre.
- No Sombra ¡Zombra!, pronuncia bien el "Zom" y claro que lo elegí yo, ¿o como crees que conseguí un nombre tan fabuloso si no lo elegí yo? - Lo dijo con su rostro muy cerca de el de Solis, este se sorprendió mucho por el nulo efecto de sus comentarios y como aparentemente había provocado que se emocionara más.
- Bueno ya, a cambiarse, que el cementerio está lejos y vamos a tener que tomar un par de camiones hasta allá -
- ¡No problemo!, yo pago el taxi - Dijo Zombra mientras sacaba un fajo de billetes, algo sucios y arrugados, algunas hojas secas estaban mescladas cayendo al suelo junto al dinero y estaba seguro de ver un pequeño insecto andando sobre ellos, pero a pesar de esto deberían ser perfectamente funcionales.
Rato después los cuatro llegamos al cementerio, mientras bajábamos del taxi el conductor nos miraba con desagrado, tal vez por el peculiar aspecto del grupo, nuestro método de pago, el lugar al que le pedimos ir o la anormal platica que tuvimos durante el camino, de cualquier forma, en cuanto estábamos fuera del vehículo se apresuró a irse.
La entrada al cementerio era una gran caseta de piedra con una gran pared del mismo material rodeando todo el lugar, la puerta de metal se encontraba cerrada, sobre esta un gran letrero dictaba "Cementerio de puerto marina", a pesar de la sensación tétrica del ambiente era evidente que el lugar estaba bien cuidado.
- Entonces repasemos esto, debajo del cementerio hay unas catacumbas donde "viven" montones de zombis, estos eligieron un nuevo líder que resultó ser un malvado hechicero no muerto que tomo el control de todos menos de ti porque no estabas en casa en ese momento y ahora está levantando más y más zombis ¿y nosotros tenemos que detenerlo? - Dijo Solis acelerado, se lo notaba asustado por la situación.
- Sipi, básicamente - Le contesto Zombra muy tranquila.
- Bueno está cerrado, ni modo vallamos a casa y digámosle a la bruja que no se pudo - Dijo Solis dándose la vuelta lista para retirarse, pero rápidamente lo detuve sosteniéndolo de la cola.
- Dijiste que salías seguido a pasear por la ciudad ¿no Zombra?, ¿Cómo haces para entrar y salir? - Pregunté mientras sostenía firmemente a Solis que trataba de escapar.
- Mi entrada secreta esta por este lado, y relájate cuernitos que apenas empezamos - Contesto Zombra mientras nos guiaba.
- ¡¿Cuernitos?! - Grito Solis, se notaba que no le había agrado nada este apodo, tanto que incluso dejo de forcejear, mantuve su peso sujetándolo por la cola, pero al soltarlo de golpe, perdió el equilibrio y se dio de cara contra el suelo.
A la vuelta de la entrada principal había un montículo de tierra, al cual Zombra se acercó emocionada y enterró sus manos dentro de la montaña, al momento la gema de collar comenzó a brillar mientras arrojaba los pedazos de la pequeña montaña por todos lados, sentía que retiraba más tierra de la que debería caber en sus manos, momentos después se había revelado una reja vieja y oxidada, la cual sombra presento orgullosa con una pose.
- Esta es mi entrada super secreta, vamos pasen pasen ¿eh? - Zombra trato de abrir la puerta, pero estaba atascada, jalaba con todas sus fuerzas el seguro apoyando sus piernas contra la puerta.
- Esto... No... Debería pasar... puf, oye fortachón ayúdame aquí - Dijo mientras seguía forcejeando con la puerta volteando a ver a Butaro.
- ¿Eh, yo? - Respondió Butaro señalándose a sí mismo con un dedo, se apresuró a la puerta, y jaló la manija con fuerza, rompiéndola, pero abriendo en el proceso.
- Ay, que brazote ¡me gusta!, ahora en marcha - Exclamo Zombra mientras atravesaba la puerta agarrando a Butaro del brazo, este se sentía algo nervioso por esto pero no quería ser grosero y hacer que lo soltara, Solis y yo cruzamos también, después de eso Zombra cubrió la entrada de nuevo y procedimos a avanzar por el cementerio, se sentía tétrico y desolado, bueno, era un cementerio de noche, era lo menos a esperar, pero era algo más allá de eso, el ambiente estaba cubierto con niebla, algo antinatural en un lugar cálido a nivel del mar, esta se hacía más densa conforme nos adentrábamos.
- !No veo nada¡¿Cómo encontraremos al líder de los zombis así? - Se quejo Solis.
- Calmado Cuernitos, debe estar al centro del cementerio, y se perfectamente por donde vamos - Dijo Zombra muy tranquila, andando sin soltar a Butaro del brazo, este ya no le estaba prestando atención, sus sentidos estaban enfocados en el ambiente.
- ¡Rápido, cúbranse! - Exclamo Butaro en voz baja, al momento corrió junto con Zombra a cubrirse tras un pequeño mausoleo, Solis y yo los seguimos, escondiéndonos a su lado yo en un árbol, y Solis acuclillado tras una lápida; un par de figuras emergieron de la niebla, eran iguales a las de las noticias, pero ahora los podíamos ver bien, eran un par de hombres zombi, eran diferentes a Zombra, no se veían parchados y reconstruidos, pero se veían bastante deteriorados, tenían llagas en la piel, sus articulaciones estaban rígidas y lo más importante, su rostro, a diferencia de Zombra sus ojos no tenían signos de conciencia y sus mandíbulas estaban caídas gruñendo ininteligiblemente.
- Ay claro, lo que faltaba, como si una zombi no fuera suficiente - Dijo volteando a ver a Zombra.
- Ya, se son desesperantes - Contesto Zombra, no estaba seguro si estaba ignorando a Solis o realmente no entendía la indirecta, se quedó pensando por un momento y luego volteo a verme con decisión.
- ¡Hey Menmen, checa esto! - Dijo Zombra para al momento saltar del escondite y posar con una mano en la cintura parada sobre el mausoleo.
- ¡Atención, yo soy Zombra, vengan por mi si se atreven! - El par de zombis reacciono al momento se abalanzaron hacia el mausoleo empezando a escalar, subían con movimientos torpes, mientras gritaban y gruñían de forma horrible a causa de sus gargantas desgastadas por la podredumbre , Zombra extendió sus brazos provocando que su collar empezara a brillar, polvo se arremolino en sus palmas formando dos piedras que salieron disparadas con gran fuerza y precisión hacia el par de enemigos que escalaban golpeándolos en el rostro, se escuchó un crujido y los dos zombis cayeron pesadamente contra el suelo, inmóviles.
- ¡Que les pareció jajajajaja! - Grito Zombra saltando del mausoleo hacia el piso, mientras que el resto de nosotros salíamos de nuestro escondite, aunque su demostración fue impresionante, yo estaba más concentrado en otra cosa.
- Oye ese collar, ¿acaso es? - Pregunte mientras sacaba mi rehilete.
- Oh, la tía bruja me dijo que tenías uno igual - Contesto sombra mientras en me enseñaba su collar, comparándolos la gena del centro de cada uno de los objetos era igual pero una naranja y la otra verde.
- Ves, con estos bebes no podrán contra nosotros, además tenemos al fortachón y... ¡estoy segura que cuernitos servirá para algo! - Dijo con gran optimismo, ese sentimiento era muy contagioso, yo mismo me encontré sonriendo gracias a ella.
- Bueno pues "Cuernitos" dice que tratar con zombis no es tan fácil, vean - Dijo Solis con molestia y justo como decía, los zombis antes derribados empezaron a gruñir y a incorporarse, nos sobresaltamos y tomamos posiciones ofensivas.
- Hey Mendel, ya están débiles, usa el sello - Dijo Solis bastante calmado, saque el sello de mi bolsillo y lo active, un pentagrama rojo se formó bajo los zombis que apenas se levantabas, este un resplandor rojo bajo los pies de los zombis, y una energía verde y oscura se alzó de sus cuerpos, disipándose en el aire mientras caían al suelo, finalmente inertes
- ¡Que buena cabeza tienes, ahora estoy segura que no tienen oportunidad! - Exclamo Zombra, comenzando a marchar decidida, nos miramos un momento, Solis refunfuño, pero aun así la seguimos, yo estaba un poco dudoso pero su buena vibra no dejaba de ser contagiosa.
Seguimos avanzando y en poco tiempo llegamos al centro del cementerio, un gran mausoleo de piedra alto y delgado, coronado con la figura de un ángel, en sus manos sostenía un objeto que no podía ver bien, pero emitía un distintivo color verde, el mismo que salió de los zombis antes, el mausoleo estaba rodeado por un gran grupo de zombis, algunos eran parecidos a los que nos encontramos, corroídos y degradados, algunos eran prácticamente huesos y otros eran parecidos a Zombra con parches y remiendo por el cuerpo, pero todos tenían esa mirada perdida, gruñendo y gimiendo constantemente. Al frente del mausoleo había una puerta metálica abierta de la cual salía la espesa niebla que estaba cubriendo el cementerio, finalmente en el centro se encontraba lo que podía suponer era nuestro objetivo, el líder de los zombis, una figura alta y esquelética, parecía ser solo piel y huesos, tenía una túnica morada con ornamentos dorados, elegante pero desgastada posaba orgulloso apuntando hacia el ángel mientras daba un discurso a su ejército.
- Y así, usando el poder del cráneo de cristal, extenderé mi hechizo a todo el cementerio, todos y cada uno de los cadáveres será un zombi bajo mi control, con ese ejercito ¡Todo Puerto Mariana será mío!... Aunque bueno estoy seguro que no lo entiendes Yiajajajaja - Se burlo de forma extraña, regocijándose en sus propias maquinaciones, los zombis no mostraron reacción alguna, después de una extensión más atenta el cráneo de cristal del que había hablado estaba colocado en las manos del ángel, Zombra rechino los dientes, por primera vez la vi molesta y no perdió tiempo para saltar a la acción.
- ¡Oye bolsa de huesos! ¿me recuerdas? - Grito Zombra al enemigo.
- Oh, pero si eres tú, la chiquilla que se me escapo, ¿finalmente vienes a unirte a los demás? Yiajajajaja - Dijo el líder burlonamente.
- Brincos dieras, y menos ahora que tengo refuerzos ¡A la carga! - Zombra extendió sus brazos, su collar brillo más de lo que lo había hecho antes, sus brazos se cubrieron de roca formando un par de estructuras tubulares y alargadas, con puños formados de bloques como ladrillos en las puntas y cargo contra el grupo de zombis, este nuevo poder nos sorprendió y la seguimos sin basilar.
- Con que eso quieren ¿eh? ¡Destrúyanlos! - Exclamo el líder de los zombis, apuntando su huesudo dedo hacia nosotros, provocando que la horda se abalanzara contra nosotros, torpes, pero con un salvajismo abrumador.
La pelea comenzó bien para el equipo: Zombra estaba en la cabeza, abriéndose paso entre la horda de zombis se notaba que no tenía rastro alguno de miedo, probablemente a causa de su condición de no-muerto, sus puños rocosos derribaban enemigos con gran facilidad, dejando los restantes a nosotros; Butaro no se quedaba atrás, ningún zombi podía aguantar su gran fuerza y mucho menos atravesar su duro pelaje para hacerle daño; Aunque con algo de miedo, Solis esquivaba con gran habilidad los ataques enemigos y usando sus rayos de infortunio causaba que sus enemigos tropezaran, chocaran e incluso se atacaran entre ellos; finalmente yo, usando el rehilete, lanzaba ráfagas de aire concentradas cuyos impactos cual balas eran capaces de dañar gravemente a los zombis y, aun mas importante, usaba cuanto podía el Sello de Agatha para evitar que pudieran volverse a levantar, con esta gran combinación nuestra victoria parecía asegurada.
- ¡Ernesto, suéltame ya! - Grito Zombra, un zombi común y corriente la sostenía del brazo, el otro lo tenía libre, fácilmente podía desbaratarlo de un golpe, pero no lo hacía, de repente esa seguridad se desvanecía, remplazada por duda y nervios, aún peor, sus brazos de roca se debilitaban y desaparecían junto con su espíritu de lucha.
- ¡Oigan esperen! - Suplicaba Zombra mientras más zombis la rodeaban, la retuvieron entre todos por todas partes, las cosas se estaban poniendo muy mal.
- ¡Zombra, aguanta yo... - Grite, pero me detuve al ver como lo impensable pasaba, la cabeza de Zombra voló hacia mis pies, su cara estaba hacia el suelo, me quede paralizado, era como si el tiempo se detuviera, no tenía idea de cómo reaccionar.
- Oye Menmen, ¿podrías levantarme? - La voz de Zombra me regreso a la realidad, me apresure a levantar su cabeza del suelo.
- ¡Zombra, estas viva! - Grite te emocionado.
- Puaj, trague tierra, bueno no puedo estar más muerta que lo que estaba antes jajaja - Me sentí aliviado, pero no era momento para relajarse, Zombra estaba piráticamente desarmada, volteando al rededor notaba como más y más zombis se acumulaban, aunque había sellado a varios, no podía hacerlo con todos, muchos de los que habían caído seguían levantándose, y notaba como Butaro y Solis estaban cansándose, tenía que tomar una decisión.
- ¡Retirada, tomen las partes de Zombra y corran! - Grite al equipo, en seguida use todas mis fuerzas para blandir el rehilete, disparando amplias ráfagas de aire que hicieron retroceder a los zombis principalmente los que rodeaban a Solis, Butaro y Las piezas de Zombra, yo ya sostenía la cabeza, Solis tomo un brazo, finalmente Butaro tomó una pierna y el resto de su cuerpo que, seguía unido.
- ¡Graciosa huida chicos! - Grito Zombra, tan rápido como podíamos corrimos a través de la niebla lejos del centro del cementerio.
- ¡Jajajaja! ¡tras ellos, no los dejen huir! - Ordeno el líder de los zombis, que corrían tambaleantes tan rápido como sus dañados cuerpos se los permitían.
- ¡Nos vienen pisando los talones! - Grito Butaro.
- ¡Ya me tienen arto! - Gritó Solis enfurecido, se dio la vuelta y lanzo un rayo se infortunio a la horda, esto hizo tropezar a varios zombis generando un efecto dominó los retuvo.
- ¡Jajajajaja! ¿A qué les supo arrastra piernas? - Se burlo Solis apuntando el brazo de Zombra a ellos, el cual le siguió el juego señalándolos, aunque poco le duró el gusto, varios zombis del fondo pasaron sobre sus compañeros derribados reanudando la persecución. Con una cara de terror Solis continúo corriendo hasta alcanzarnos.
- ¡¿Ahora a dónde vamos?! - Grito Butaro.
- ¡Giren aquí, ya casi llegamos, estaremos seguros ahí! - Dijo Zombra que tenía un rato dirigiéndonos, saliendo de la densa niebla nos encontramos en uno de los límites al fondo del cementerio, ante nuestros ojos se manifestó una antigua casona, un enorme edificio de madera, abandonada y olvida, con su puerta sellada con oxidadas cadenas.
- ¡No entraré en ese lugar! - se quejó Solis.
- ¿Prefieres a los zombis? - contesté, dejando a Solis sin argumento.
Butaro jaló las cadenas quebrándolas y abrió la gran puerta, todos entramos apresurados viendo como las siluetas se la horda de zombis se asomaba por la niebla, cerramos el portón y la aseguramos lo mejor que pudimos con los pedazos de tablas esparcidas por el lugar, finalmente estábamos a salvo, por ahora.
Continuara...