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Uno, dos, tres... ¡Ninguno de ustedes escapará!
Huo Yingjie maldecía entre dientes. Originalmente, se suponía que debía quedarse en la Aldea Qijia por dieciocho días, pero ahora había decidido irse antes.
En la Aldea Qijia, tenía algunos despreciables con los que lidiar. En la Ciudad Huai, iba a dejar inválido a Qi Jianguo.
He Tiantian estaba ocupada trabajando en primera línea, ajena a la agitación de Huo Yingjie.
Por la noche, Huo Yingjie envió a la Pequeña Tortuga Giratoria a recopilar información.
La Pequeña Tortuga Giratoria ya había leído los recuerdos de la familia de Qi Shuli, la familia de Qi Jianguo y varios jóvenes de la ciudad, basándose en esos recuerdos y en el análisis de Huo Yingjie.
Huo Yingjie esperó hasta bien entrada la noche antes de que la Pequeña Tortuga Giratoria regresara.
La Pequeña Tortuga Giratoria hizo una selección antes de volver a transmitir los recuerdos de esas personas en la mente de Huo Yingjie.
Huo Yingjie pronto entendió todo.