—Antes de que las últimas tres palabras salieran —Lin Qingmu apresuradamente gritó sin mucha destreza—. ¡No, no, no! —Sus manos ondeaban tan rápido que se volvían borrosas—. Querida madre, por favor no.
—Mientras hablaba, bañaba a Li Xiuli de halagos.
—Mi mamá es la más de mente abierta, no es como las tías y señoras del pueblo. No ignoraría los deseos de su propio hijo, ¿verdad? —Sus ojos brillaban mientras miraba a Li Xiuli, esperando su respuesta.
—Estaba genuinamente asustado de que un día de repente se encontrara con una prometida.
—Li Xiuli estaba encantada, pero mantuvo su rostro serio.