Si tan solo me hubiera intentado congraciar con mi cuñada antes; fui completamente tonto.
Lin Qingshui no tenía ni idea de lo que estaba pensando la estúpida nuera; había sabido desde la infancia que su hermana era inteligente.
Él dijo con orgullo:
—Eso es seguro, Tangtang siempre ha sido brillante desde que era pequeña.
Él y sus dos hermanos solo podían recitar un poema después de repasarlo más de diez veces.
Tangtang podía recordarlo después de uno o dos intentos.
Había oído a su abuelo decir que si Tangtang hubiera nacido en la antigüedad, habría tenido material para una gran erudita.
Pensando en el recuerdo de ella de niña, inflando las mejillas, cargando su pequeña mochila y abrazando sus libros a diario, los ojos de Lin Qingshui se llenaron de una sonrisa.
¡Solo está bien que mi hermana haya logrado lo que ha logrado hoy!
Zhou Mei tiró de la manga de Lin Qingshui y preguntó en voz baja con el ceño fruncido:
