—¿Qué fue eso justo ahora...?
Los miembros de la brigada se miraron entre sí desconcertados, pero vieron confirmación en los ojos de los demás.
De repente, quedaron atónitos.
Y entonces
—¡Jajaja...!
—¡Jajaja...!
—...Eructo...jajaja...
—Diantres, estoy a punto de reírme tanto que pierdo la cabeza.
Cuando todos volvieron en sí, la habitación estalló en risas.
El rostro de Yang Chunfang se tornó rojo y morado por la humillación.
Apresuradamente cubriendo su rostro, corrió hacia su casa.
Determinada a alejarse lo más posible de este lugar que destrozaba su dignidad.
Poco sabía ella que, en el momento en que se dio la vuelta
Su estómago empezó a revolverse de nuevo.
Inmediatamente después, otro sonido estruendoso surgió.
La explosión fue tan potente que incluso infló la parte trasera de sus pantalones unas cuantas veces.
—¡Jajaja...! —Liu Damei rió tan fuerte que derramó lágrimas y dijo burlonamente: