Aún no habían llegado a la cooperativa de suministro y marketing cuando vieron una multitud de personas reunidas en la carretera adelante.
—Es un mentiroso, por favor, alguien llame a la policía por mí. No lo conozco en absoluto; soy la hija del Director de la Fábrica Textil, no la sobrina de este hombre... —Qin Suqing luchó por liberarse pero no pudo soltarse del agarre del hombre que sujetaba su brazo; su expresión se volvía cada vez más aterrada.
Los ojos del hombre brillaron con un destello frío, pero su rostro mostraba tristeza, y dijo con seriedad,