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La Montaña Cuiwei no es muy alta ni escarpada, pero prospera gracias a las aguas perennes de un manantial de montaña que fluyen suavemente durante todo el año, otorgándole a la montaña un aire de vitalidad. Este manantial también nutre los exuberantes árboles que cubren la montaña, haciendo que montaña verde y agua limpia sea la descripción más adecuada.
Ahora, desde la base de la montaña, puedes ver estos exuberantes árboles extendiéndose a lo largo de las laderas, sus hojas ya sean de un verde oscuro, rojo ardiente o amarillo albaricoque. Capa tras capa, crean un vívido cuadro inmóvil muy parecido a una pintura al óleo, ofreciendo un festín para la vista.