La altura del tamiz, la fuerza de los golpes, el grosor de los fideos de cristal producidos, la duración del hervido posterior...
Después de muchos intentos, las personas encargadas de tamizar y hervir los fideos poco a poco fueron tomando el truco, y finalmente se cocinó la primera olla de fideos de cristal bien hechos.
Observando esos fideos secándose, con cada hebra clara y distinta. Bajo el sol fuerte y la brisa suave, se solidificaban gradualmente y retenían su forma. Un sentimiento de alivio se esparcía entre la multitud.
En ese momento, el sol se estaba poniendo lentamente.
—Se está haciendo tarde. Vamos a parar por hoy. Si no están demasiado cansados, podrían practicar un poco más y ver si consiguen cogerle el truco a hacer los fideos —dijo Zhuang Qingning—. Vendré mañana y les daré algunos consejos sobre lo que se ha hecho imperfectamente.
—Claro... —Al escuchar estas palabras, la multitud se dispersó.