—Se ha elegido una fecha auspiciosa, el doce de agosto —sonrió Cheng Ruize—. En ese momento, no solo estaremos abriendo esta tienda, sino también los pequeños puestos que venden huevos de cien años de los que el Gerente Zhuang y yo hablamos también estarán en funcionamiento.
—Planeo mandar al personal de la tienda a salir más a las calles durante los primeros días, y también preguntar mucho.
—¿Preguntar? —Zhuang Yutian miró a Cheng Ruize con una expresión desconcertada.
—Los asistentes de la tienda de Cheng han estado en el pueblo del condado durante muchos años, y aunque no pueden afirmar conocer cada calle y callejón del condado como la palma de su mano, conocen la mayoría de ellos, por lo que generalmente no necesitan pedir direcciones.
—¿Por qué querrá Cheng Ruize que los asistentes de la tienda pregunten direcciones, y qué caminos están preguntando?
