Absolutamente disgustaron a todo el pueblo.
Todos los aldeanos no soportaban la ostentosa muestra de arrogancia de la familia Zhuang Ruman, así que en este momento, nadie prestó ayuda, todos solo esperaban ansiosos la inminente humillación de la familia Zhuang Ruman.
Cuando otros en el pueblo casaban a sus hijas en celebraciones festivas, con palabras de felicitación de todos lados, la casa de Zhuang Ruman estaba tranquila y fría. Nadie vino a felicitarles, dejando que la familia Zhuang Ruman saboreara la consecuencia de su malicia.
—¡Estas personas son un montón de conejos de ojos verdes! —Zhuang Ruman terminó de colgar el paño rojo en la puerta, se frotó la espalda adolorida y se sintió indignado—. Nadie vino a felicitarnos en un evento tan grande. No soportan el hecho de que nuestra Qinghe se case con una buena familia, ni siquiera extienden una mano amiga, ¡son más superficiales que un plato!
