—Recuerdo que el tofu en la Torre Hanfeng en el pueblo del condado era muy bueno la última vez que estuvimos allí. Resulta que conozco al Viejo Li, la persona encargada de comprar ingredientes allí. Le encanta beber y apostar, así que cuando vayas allí, llévale una jarra de vino y pregunta dónde consiguen su tofu, piel de tofu y huevos de pato salados —dijo.
—Recuerda mencionar mi nombre cuando vayas allí. El Viejo Li no te conoce. Si no me mencionas, tal vez no te diga la verdad —aconsejó Qi Changfu.
—Por supuesto, Maestro. No te preocupes, definitivamente manejaré este asunto adecuadamente —respondió Tongfei, completamente de acuerdo.
Viendo a su discípulo dispuesto y capaz, Qi Changfu estaba emocionado. Tomó otro sorbo de vino de su copa, saboreó algunos cacahuetes y disfrutó enormemente.
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Esa misma noche, Zhuang Qingning trajo de vuelta las semillas de frijol que había conseguido de Mo y se las entregó a Zhuang Jingye.
