—Aquí tienes, toma este tofu. Si te gusta, por favor vuelve. Mi hermana y yo estaremos aquí frecuentemente vendiendo tofu.
—Esta joven dama, realmente tienes habilidad para los negocios, y tus palabras me alegran —se rió la anciana—. Después de todo, realmente disfruto este tofu. Lo llevaré a casa y dejaré que el jefe de la casa lo pruebe también. Si también le gusta, vendré regularmente a comprar.
—Bueno entonces, cuídate, tía.
Zhuang Qingning recogió las monedas y continuó atrayendo atención hacia su tofu.
Los negocios a menudo funcionan así. Cuánto más se ignora uno, más desolado se vuelve. Pero cuánto más se vende, más gente vendrá a comprar.
La apertura de este puesto de tofu, junto con la atracción de la degustación gratuita, solo llevó a que más y más gente viniera a probar el tofu.
