—Suficiente, haré de villano. Diré las cosas sin rodeos, no queremos alquilarles la tienda de tofu más. En cuanto a tus cosas, será mejor que las empaces y las saques lo antes posible. Lo que no puedas o no quieras llevar, lo convertiremos en plata y te lo devolveremos —Zhuang Yutian fue franco al decirle esto a Zhuang Qingning.
—Este asunto... —Zhuang Qingning hizo una pausa, mirando hacia arriba a Zhuang Yutian— No depende de ti.
Observando la expresión sorprendida en el rostro de Zhuang Yutian, Zhuang Qingning dijo con calma:
—Primero que todo, esta tienda de tofu no es tuya, y segundo, no la alquilé de ti. Así que esta decisión no te corresponde, Tío Yutian. Tampoco puedes echarme de la tienda de tofu.
—Qingning —Zhuang Yutian había perdido la paciencia en este punto, su último rastro de sonrisa desapareció. Su expresión se endureció—. Entiendo que tú y tu hermana han tenido una vida difícil desde que fallecieron tus padres y por qué quieres ganar tu propio dinero,