—Este asunto involucra a personas que son habituales en los puestos del mercado del pueblo. Siempre siguen la misma rutina, por lo que naturalmente estuvieron de acuerdo con el punto de que el Tío Ge se había aprovechado de este espacio porque era un bien inmueble prime y se negó a dejarlo. Dijeron que era un caso de acoso —irritado, el Tío Ge comenzó una discusión con ellos. La discusión se intensificó y, al final, el Tío Ge incluso tiró al suelo el dulce de pasta de pera que otro había traído para vender en su puesto.
—Una vez que el Tío Ge comenzó, la otra persona no iba a dejarlo así nomás. Volcó el puesto de pastel de guisante e incluso pisoteó los pasteles en el suelo. Además, golpeó al Tío Ge, dejándolo con un ojo morado. Eventualmente, el jefe del pabellón llegó con sus hombres y se llevó a ambos para discutir el asunto.