Zhuang Qingning siempre había vendido sus mercancías en puestos, un hecho del que Zhang Yongchang era consciente. También sabía que ella estaba preocupada por el costo de alquilar una tienda, lo cual no era poco. El tofu que vendía todos los días no era mucho, y después de deducir varios gastos, la ganancia era exigua.
Ahora que el tofu de Zhuang Qingning se vendía en el pueblo del condado, y pronto comenzaría el negocio de los huevos de pato salados, sin duda tendría más que suficiente para cubrir el alquiler.
También le ahorraría el problema de montar un puesto al aire libre, lo cual dificultaba el negocio cuando llovía.
—He estado pensando en esto también, pero todavía no he encontrado a alguien que pueda ayudar a cuidar la tienda. Si somos solo Qing Si y yo, honestamente, no podríamos manejar los turnos de día y noche —dijo Zhuang Qingning.