El silencio flotaba en el aire mientras ni Penny ni Hugo hablaban durante varios minutos. Penny volvió a ver las imágenes por enésima vez, mientras Hugo la observaba en silencio.
«Ella estaba realmente diferente anoche», pensó. «Aunque simplifiqué lo sucedido, todavía me molesta.»
Porque al final del día, Penny no solo estaba ebria anoche. Era consciente de sus acciones, y todo lo que hizo fue preciso. Hugo tuvo que admitir que aunque podría ganarle en una pelea, eso no significaba que ella no tuviera oportunidad.
Lo que más destacó fue su ira. Lo miró como si él fuera su enemigo, lo cual no tenía sentido, ya que siempre habían sido compañeros. Justo como ahora, Hugo le estaba dando toda la información que necesitaba.
—¿Penny? —la llamó, notando que había estado callada más tiempo de lo habitual—. ¿Estás bien?
—Mhm. —Penny salió de sus profundos pensamientos y forzó una sonrisa—. Solo me siento mal, eso es todo. Lo siento, Segundo Hermano. No sabía que te había herido.