Los guardaespaldas y porteros que recibían a Slater eran tipos grandes y voluminosos. Incluso sin hacer nada, ya eran lo suficientemente intimidantes como para desalentar a cualquiera a acercársele. Sin embargo, las apariencias pueden ser engañosas, así que Penny se concentró en cómo manejaban la seguridad de su hermano.
Todos ellos estaban sincronizados, lo que sugería que habían manejado la seguridad de Slater muchas veces antes. De alguna manera, eso tranquilizó su mente.
—¡Den un aplauso para... Slater!
Los gritos y aplausos estallaron en el centro comercial tan pronto como el presentador mencionó el nombre de Slater. Incluso antes de que él saliera, algunos fans ya estaban hiperventilando de la emoción.
De pie en la esquina del escenario, Penny miró alrededor antes de mirar hacia arriba. El centro comercial estaba lleno y ni siquiera en el segundo piso había espacio para que alguien se colara. Con la multitud abrumadora, Penny comenzó a sudar un poco.