—No es que te odie, Dean. Es solo que... tu mera presencia me incomoda. Eso es lo único que siempre siento cuando estás cerca, tal vez también ira.
—Aprecio las advertencias constantes y la preocupación, pero lánzame otra amenaza y verás lo que hago. ¿Quién sabe? Tal vez decida convertirme de repente en tu tía.
—Ahora, vete, y la próxima vez que quieras verme, pide una cita. Tienes el número de Yugi, ¿verdad?
En el asiento trasero del coche, Dean siseó mientras miraba fijamente por la ventana.
Desde que Dean salió de la oficina de Penny, todas sus palabras resonaban en su cabeza como un disco rayado. Su relación no había sido la mejor, pero a diferencia de ahora, era mucho más tolerable. Había sido directa, pero no tan repulsiva.
Todo comenzó cuando ella aceptó la solicitud de Zoren para los servicios del Grupo Prime.