—Dime, Nathaniel… ¿por qué no debería quemarte vivo, aparte del hecho de que no es moralmente correcto?
Nathaniel tragó saliva nerviosamente, sabiendo que una palabra errónea podría llevar a su incineración. Zoren no estaba bromeando, y él lo sabía. Después de todo, Nathaniel acababa de revelar al hombre detrás del Círculo Fantasma que conocía su verdadera identidad.
¿Cómo se librará de eso? Solo saber de un miembro de ese grupo ya era suficientemente peligroso. ¿Qué más si alguien conocía a la persona detrás del grupo?
Nathaniel tomó una respiración profunda e intentó calmar su corazón acelerado. Abrió su boca para explicar pero se detuvo al escuchar el alboroto afuera.
—¡Está ahí!
—¡Están ahí!
—¡Gato negro suelto! Repito, ¡gato negro suelto!
Se formaron líneas profundas entre las cejas de Nathaniel al escuchar pasos fuertes y gritos afuera. Podía ver siluetas apresuradas a través de la ventana oscurecida, pero no podía entender la gravedad de la situación afuera.