—Por favor dime que estás bromeando —Penny exclamó horrorizada, solo para ver a Zoren negar con la cabeza y una amplia sonrisa—. ¡!¡!¡!
Por un segundo, su boca se abrió de par en par mientras sus pupilas se dilataban. Ella creía más en sus palabras que en su propio juicio, porque Penny no confiaba en la gente borracha—incluyéndose a sí misma.
—¿Y bien? —Zoren la molestó, pellizcando el dobladillo de su corbata y tirando de ella lentamente y con cuidado—. ¿Debo...?
La expresión horrorizada de Penny se transformó rápidamente en una sonrisa.
—Renren, ¿qué es eso? —preguntó, señalando algo detrás de él.
Zoren instintivamente giró la cabeza en la dirección que ella señalaba, solo para oír pasos apresurados y un leve chillido. Antes de que pudiera mirar hacia atrás, la puerta del baño se cerró de golpe.
—... —Su mirada se quedó en la puerta mientras soltaba una carcajada—. Bueno, esperaba que al menos recordara esa parte.
Qué pena.