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Hace cinco años, cinco días antes de la fecha del registro de matrimonio…
Penny sonrió satisfecha, mirándose al espejo pegado en la parte trasera de la taquilla. Llevaba puesto un uniforme de enfermera. ¿Por qué? Porque acababa de deshacerse de unos matones a los que había vencido después de que intentaran tomar el dinero que ganó de su apuesta.
—Por esto las enfermeras siempre se ven bonitas —murmuró, alisando suavemente con sus palmas el uniforme que no era suyo—. Debería haber escogido ser enfermera. Sus uniformes me hacen parecer un ángel.
Penny tomó la identificación y se la puso para completar su aspecto. Una vez lista, miró alrededor del vestuario antes de caminar de puntillas hacia la salida. Lentamente se asomó por la puerta, mirando a izquierda y derecha, antes de saltar al pasillo.
Una sonrisa casual se dibujó en su rostro al pasar junto a los pacientes y al personal. Sin embargo, cuando vio a la persona al final del pasillo, se dio la vuelta inmediatamente.