Zoren miraba la figura ante él, con su corazón latiendo con tal familiaridad, devolviéndolo al pasado doce años atrás.
En la primera semana desde que se fue, siempre se encontraba mirando por la ventana, preguntándose qué estaría haciendo ella. Nunca pensó que pasaría años reflexionando sobre lo mismo.
Preguntas como:
—¿Cómo estás?
—¿Tuviste un montón de aventuras con Chunchun, Ratón y Tiana?
—¿Llegó el momento en que Ratón dejó de masticar algo?
—Y Tiana... ¿descubriste por qué siempre está encima de tu cabeza?
—Probablemente ya eres una estudiante de secundaria; ¿cómo ha sido?
—El doctor dijo que estoy mejorando. ¿Todavía estás ahí? Tengo una sorpresa cuando vuelva.
Esas eran solo algunas de la larga lista de preguntas que quería hacerle en persona.
Doce años, qué rápido pasaron, eso era lo que siempre pensaba. Sin embargo, ahora que ella estaba aquí, justo frente a él, esos doce años se sentían muy largos.