En la mente de Benjamín surgieron miríadas de preguntas en segundos. Toda la información que conocía sobre la Chica del Jueves resurgía, flotando al frente de sus pensamientos como un pez muerto en el océano.
Recordaba los detalles más grandes sobre ella, e incluso los más pequeños que solo Zoren notaría, como un diminuto lunar en su rostro, apenas del tamaño de un punto. Exceptuando la obvia pérdida de peso, Benjamín no podía evitar notar que Penélope Bennet coincidía con la descripción de la Chica del Jueves.
¡Sin mencionar que el nombre de su gato era Chunchun!
¿Quién le pondría a su gato un nombre así? ¡Sonaba como si alguien estuviera chasqueando la lengua!
—Entonces tú eres la Chica del Jueves... —Benjamín entró en pánico, dirigiendo su atención al parabrisas, ojos en la mujer que se acercaba a su jefe—. ¿¡Quién es esa?! —exclamó.