[TIEMPO PRESENTE]
El sonido del balón rebotando en el suelo sonó más fuerte de lo que debería. Antes de que Atlas lo supiera, atrapó el balón que venía directamente hacia él.
Por un momento, todo se ralentizó en su perspectiva. Mirando a todos en la cancha, podía ver el horror plasmado en sus compañeros de equipo y la leve sorpresa del equipo enemigo. No pretendía mirar, pero sus ojos captaron cuántos segundos quedaban antes de que terminara el juego.
Sus puntuaciones estaban empatadas.
Su corazón golpeaba contra su pecho, y de alguna manera, incluso podía escucharlo en sus oídos.
—¡Atlas! ¡Pasa! —gritó uno de sus compañeros de equipo, pero en los oídos de Atlas, sonaba muy lejano y lento.
—¡Atlas…!