—Penny.
Penny se detuvo y miró hacia atrás, inclinando la cabeza con curiosidad. Atlas estaba en el entresuelo mirando en su dirección.
—¿Qué pasa? —preguntó ella cuando él no dijo nada incluso después de que sus ojos se encontraron.
—Gracias.
Sus cejas se fruncieron. —¿Por?
—La recomendación del libro —fue su respuesta, suponiendo que Penny ya lo deduciría—. Puede que haya demorado demasiado, pero gracias.
—Ah. —Ella sonrió—. No es nada.
Y Penny rápidamente le dio la espalda y fue a su dormitorio.
—... —Atlas observó su figura que se alejaba y frunció el ceño—. ¿Le di las gracias un poco demasiado tarde?
Otro profundo suspiro se le escapó de los labios, levantando la vista hacia su figura. —Está siendo indiferente otra vez.