—¡Penny, estás ciega! —exclamó Patricia. Todos se volvieron hacia ella, viéndola acercarse como si desfilara en una pasarela. Cuando se detuvo, cruzó los brazos bajo su pecho y miró a Nina con sorna. —¡Todos aquí saben que Nina es perfecta para ser actriz! Actúa como una damisela en apuros, permitiendo que la molesten para que otros peleen sus batallas. ¡Es una cobarde, pero al mismo tiempo, cruel! —proclamó Patricia, dejando que todos la escucharan para hacer llegar su mensaje—. Chicas, no culpen a Penny por compadecerse de ella. No es la primera víctima que cae en los trucos de esta serpiente. Yo caí, ¿y qué obtuve a cambio? ¡Intentó inculparme de un crimen que ella cometió! Me tendió una trampa, a su mejor amiga, que creía en ella de principio a fin.