La batalla entre Penny y Ratón terminó en empate. Después de comer tanto, ambos cayeron en coma alimenticio. Tumbados en el césped juntos, los otros niños no pudieron evitar mirarse en silencio.
—Penny, ¿estás bien...? —preguntó Yuri preocupada—. ¿Han llegado los bocadillos?
La expresión ya muerta de Penny murió una vez más.
—¡Yuri, Penny no puede ni moverse de lo mucho que comió! ¿Cómo puedes hablarle de bocadillos? —exclamó Yugi, haciendo que Yuri bajara la cabeza.
—Solo pensé que eso la haría sentir mejor...
Yugi sacudió la cabeza mientras chasqueaba la lengua—. Si quieres hacerla sentir mejor, tráele una manta y una almohada.
—¿Y qué hay de Ratón?
—Bueno, estará bien.
—No necesito nada —Penny levantó la vista hacia los dos—. Simplemente coman con mis hermanos. Yo estaré bien.
—¡Sé que estarás bien, pero mis ojos no! —Yugi señaló con el dedo a ella—. ¡Penny, pareces una cerda con tu cerdito!