De camino a casa, Penny observaba a sus hermanos con una concentración afilada cuando empezó a sentir alrededor esa intensa mirada. Esta vez, estaba segura de que esa sensación inquietante de antes provenía de ellos. Ya no era una ilusión.
—Penny, ¿por qué nos miras así? —Slater estaba un poco aterrorizado porque ¡sus ojos estaban literalmente en llamas! —¿Hicimos —hicimos algo?
¿Al final se enteró de los planes de cumpleaños?
—Mi adivinación me dijo que algo se está tramando —Penny escaneó las caras de sus hermanos y añadió—. ¿Qué es?
—¿Qué es qué? —Hugo inclinó la cabeza, parpadeando inocentemente.
—Penny, no está bien desconfiar de la gente cuando no te han hecho nada —Atlas comentó antes de darse cuenta rápidamente de que no le habían hecho nada al punto de que la estaban descuidando. Su cara se volvió agria.
Penny tarareó, manteniendo sus ojos entrecerrados sobre ellos. Lentamente apartó la mirada, solo para volver a girar la cabeza hacia ellos.