El oponente de Ruo Zhou en la competición era un joven corpulento y alto, una cabeza más grande que el propio Ruo Zhou.
De pie ante él, Ruo Zhou parecía un pajarillo posado al lado de un humano.
Lejos de sentirse intimidado por la robusta estatura del oponente, Ruo Zhou lo saludó calmada y cortésmente juntando los puños en señal de saludo hacia el otro.
Gao Teng devolvió el saludo:
—Yo, Gao Teng, he sido alto e inmensamente fuerte desde que era un niño. Como no podía controlar mi propia fuerza, siempre me contengo y deberías esquivar tanto como sea posible. Si por accidente te lastimo más tarde, espero que lo entiendas.
Ruo Zhou respondió:
—Yo, Ruo Zhou, quizá no posea la imponente figura del Hermano Gao, sin embargo, resulta que también tengo un poco de fuerza, por lo que pido la consideración del Hermano Gao a cambio.