Tan pronto como dejaron la librería, Ruo Shui no pudo evitar compartir en secreto la buena noticia con la señora Liu.
Y durante todo el viaje a la Academia, la señora Liu flotaba en el aire.
¡Estaba animada por las impresionantes 400 piezas de plata!
No solo la señora Liu, sino también Ruo Shui, empujando el carro, se sintió más animado de lo habitual.
Normalmente, él empujaba el carro muy establemente, preocupado de que su esposa e hija se sintieran incómodas.
Hoy, ¡simplemente no pudo controlarlo!
Ruo Xuan, al ver a sus padres tan felices, también sintió alegría; en el futuro, quería ganar aún más plata para hacer a sus padres aún más felices.
El carro flotaba tan erráticamente que casi choca con alguien. Finalmente, la señora Liu y Ruo Shui volvieron en sí y no se atrevieron a perderse en sus pensamientos de nuevo.
La señora Liu encontró un tema para desviar su emoción, preguntando:
—Me pregunto qué asunto tiene Papá con nosotros.
Ruo Shui: