—Ahora que hemos terminado de descansar y comer, abordemos el plan de hoy —comenzó Kisha, tomando un sorbo de su té. Fuera, la oscuridad aún prevalecía, el único sonido que rompía el silencio eran los gruñidos y rugidos de los zombis vagando por ahí.
—Como mencioné ayer, el camino adelante está bloqueado por una enorme horda de zombis, una cantidad que no podemos manejar. Así que, en cambio, vamos a utilizar esta horda como arma y dirigirla hacia el sureste —declaró Kisha en un tono desprovisto de emoción, como si discutiera el clima.
Duke permanecía imperturbable, sin mostrar preocupación ni sorpresa, ya que había estado al tanto de este plan desde el principio y había dado su aprobación.