La respuesta directa de Duke dejó a Kisha momentáneamente sin palabras. Se sentía dividida, atrapada entre actuar según sus deseos y dudar por preocupación de las posibles complicaciones que podría traer a su relación. Su dinámica actual ya era algo ambigua, y Kisha no quería arriesgarse a reducir su conexión a mera atracción física.
Kisha se mordió el labio inferior, luchando con el deseo de ser franca con Duke. Como si percibiera su lucha interna, Duke habló antes de que ella pudiera expresar sus pensamientos. —Pero no te preocupes —la tranquilizó—, no haré nada que te haga sentir incómoda o utilizada. Realmente vine aquí para dormir contigo en la misma cama, para poder estar aquí en caso de que tengas otra pesadilla. Duke ofreció la explicación para asegurarse de que Kisha no malinterpretara sus intenciones, aunque la honestidad de su cuerpo traicionaba la simplicidad de sus palabras.