—Cuatro zombis más se acercan desde las 2 en punto —anunció Kisha con calma, mientras su katana más grande cortaba el cuello de un zombi y su hoja más pequeña encontraba su objetivo en la cabeza de otro.
Sus movimientos eran fluidos, casi como el ballet, mientras bailaba sin esfuerzo entre golpes, cada movimiento era grácil pero indiscutiblemente letal.
Duke demostraba su destreza con una lanza larga, cuyo mango era casi tan alto como él y ostentaba un grosor de dos pulgadas. La hoja de la lanza, de doble filo y similar a una espada, extendía su alcance significativamente. Con cada golpe impulsado por su explosiva fuerza, rasgaba a los zombis sin esfuerzo, cortándolos con la precisión de un guerrero experimentado.