Kisha cayó en un profundo pensamiento, dándose cuenta de que necesitaba vigilar personalmente a Rosa.
Si Rosa se transformara en un zombi, no había nadie más que pudiera contenerla.
Kisha sintió el peso de la responsabilidad; estaba determinada a asegurar que Rosa, ya sea en su forma humana o no, permaneciera bajo su atenta mirada.
Kisha estaba cada vez más ansiosa por no poder ver la ventana de estado de Rosa, lo que la dejaba incierta sobre cómo prepararse para lo que se avecinaba.
Si la descripción de Gorrión era precisa, el hielo que encerraba a Rosa era tan sólido como un diamante, lo que sugería que, además de sus poderes de hielo, Rosa podría poseer una habilidad tipo cristal o diamante.
Esta incertidumbre roía a Kisha, ya que reconocía el peligro potencial si el despertar de Rosa no sucedía como esperaban.