La pura destrucción que Duke desató dejó a los demás usuarios de habilidades despertados asombrados, con los ojos muy abiertos por la incredulidad. Era como si se hubiera convertido en un ejército de un solo hombre, aniquilando ola tras ola de no muertos con una facilidad aterradora.
Su poder era inigualable y la devastación que había causado dejaba claro que ningún zombi podría sobrevivir al ataque abrumador del inmenso poder elemental de Duque. El campo de batalla se había convertido en su dominio, y el enemigo estaba completamente superado.
Aunque el Meteoro de Fuego de Duque no era más grande que un puño, la esencia de fuego concentrada dentro de él bastaba para engullir y aniquilar grupos de zombis con cada golpe.
Y no era solo uno: decenas de meteoros ardientes llovieron, pareciendo una mini lluvia de meteoritos desde el cielo. El calor intenso chamuscaba el aire, dejando rastros de humo y ceniza a su paso.