Por primera vez en público, Kisha sonrió dulcemente, silenciando al instante a la multitud. Todos quedaron momentáneamente desconcertados, ya que siempre la habían conocido como fría e indiferente. La mayoría asumía que simplemente era así. Pero ver este lado más suave y nuevo de ella los dejó gratamente sorprendidos, y rápidamente se dieron cuenta de que preferían mucho más verla de esta manera.
Con los tonos rojos del sol poniente proyectando un cálido resplandor sobre ella, Kisha parecía casi angelical. Los últimos rayos de sol la iluminaban, haciendo que se sintiera como si estuvieran en presencia de una verdadera diosa, hermosa, benévola y llena de compasión por todos los seres vivos.