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A pesar de su conciencia, Kisha continuó mimando a Duke, sirviéndole más carne y arroz para asegurarse de que tuviera la fuerza para resistir. Aunque su cuerpo se había fortalecido después del despertar y subir de nivel, seguía siendo vulnerable a las enfermedades. El virus había evolucionado, y también lo habían hecho las dolencias que podrían afectar a los humanos.
Por eso estaba tan decidida a asegurar las telas del almacén de fabricación textil. Le preocupaba profundamente que los individuos debilitados, que sufrían por la falta de comida y desnutrición, fueran altamente susceptibles a las enfermedades y pudieran sucumbir rápidamente como moscas cayendo al suelo.
El clima se había vuelto cada vez más errático debido al cambio climático, agravado por la presencia del virus en el aire. La combinación hacía que las condiciones fueran altamente impredecibles, con cualquier cosa que pudiera salir mal en cualquier momento.
