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Después de prometerle compartir la información que ella buscaba con ansias, Kisha le obsequió una sonrisa dulce. El joven se atragantó con su sollozo, momentáneamente aturdido, fue sorprendido por la sonrisa de Kisha, se suponía que debía ser dulce y hermosa como solía ser, pero Kisha también olvidó que en ese momento llevaba puesto un disfraz, así que su sonrisa solo parecía más amenazante.
Y en cambio, su sonrisa parecía transmitir un mensaje: si les mentía, enfrentaría consecuencias terribles: ser arrojado de vuelta al almacén, ahora lleno de zombis como sardinas en lata.