Ella sabía muy bien que explicarle las cosas a Aston solo con palabras sería inútil. Aunque Aston, como soldado, comprendía las complejidades de los espías y el posible incriminamiento, nada podía superar el impacto de pruebas irrefutables. Cuando sospechó por primera vez que el aprieto de Duke estaba conectado con Aston y que este había sido traicionado mientras estaban fuera, tomó medidas meticulosas para prepararse. No solo ideó una estrategia para evitar que los sorprendiera una emboscada enemiga, sino que también tomó la precaución de llevar consigo una mini cámara conectada a su teléfono vía Bluetooth desde el momento en que dejaron el refugio. Se dio cuenta de que solo mostrándole a Aston el metraje completo de lo sucedido creería que realmente había sido traicionado y que ni ella ni su equipo habían incriminado a alguien o matado indiscriminadamente.