—Nada, solo pensando en mi hermano menor y mis abuelos —respondió Kisha suavemente, su mirada aún fija en su familia. Se sentía como si estuviera allí con ellos, compartiendo su momento. Extendiendo su mano derecha, tocó gentilmente el rostro de Duke, acariciándolo con ternura. A pesar de sentirse feliz y satisfecha, un sentimiento de miedo se apoderó de su corazón. Parecía que cada vez que estaba a punto de lograr sus objetivos, una fuerza invisible intervenía, presentando desafíos imposibles o urdiendo traiciones de aquellos a su alrededor, amenazando su misma existencia.