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Tras haber relatado su experiencia, Gorrión exhala un suspiro de alivio, reconociendo que su decisión arriesgada había valido la pena. A pesar de haber aguantado un fuerte golpe en la parte trasera de su cabeza por parte de Buitre, que lo dejó momentáneamente aturdido, entendió la preocupación de su amigo; provenía de una genuina inquietud por su bienestar. Reflexionando sobre el encuentro, se da cuenta de lo cerca que estuvo de perder la vida. Enfrentado a un zombi mucho más fuerte que él, el desafío parecía insuperable, dejándolo incierto acerca de sus posibilidades de sobrevivir en ese momento.
Si Gorrión no hubiera tenido tanta suerte como tuvo, si no hubiera experimentado tal fenómeno, sin duda habría perecido innumerables veces.