Aunque Gorrión ya estaba abrumado por la fuerza y la agilidad del zombi, su determinación se mantuvo firme. A pesar de enfrentarse a un enemigo claramente más fuerte que él, encontró consuelo al saber que poseía una ventaja: un cerebro funcional. A diferencia del zombi, que se basaba únicamente en el instinto, Gorrión podía planificar y conspirar, usando su intelecto para idear un plan y derrotar a la criatura no-muerta que tenía delante.
Gorrión entendió que solo uno de ellos podría salir vivo de ese lugar. Si perdía ante el zombi, pondría en peligro la seguridad de su gente, ajena al inminente peligro que acechaba cerca.