Justo como Sparrow había anticipado, los Coltons se dirigieron al garaje, ajenos a la trampa que les esperaba. Mientras se aglomeraban alrededor del primer coche blindado y abrían su puerta, una explosión rasgó el aire, reduciendo al alma desafortunada que la activó a nada más que pulpa. En una reacción en cadena, los otros coches detonaron uno por uno, atrapando a aquellos que buscaban escapar en un mortal baile de fuego y metal.
Solo unos pocos que habían estado luchando en la parte trasera quedaron vivos. Sin embargo, la fuerza de la explosión había rasgado otro agujero en sus defensas, permitiendo que la horda hambrienta de zombis los cercara por todos lados, dejándolos sitiados y completamente abrumados.