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Kisha esperó impaciente solo 10 minutos mientras Duke terminaba su ducha. Salieron de la habitación, recién vestidos y oliendo agradable. Evitando el contacto visual con cualquiera, Kisha no podía evitar sentir las miradas críticas dirigidas hacia ella. Lo que empeoraba las cosas era que había sido ella quien había llevado a Duke a la habitación, dejándola sentirse expuesta y vulnerable a la presunción de que era la más necesitada en sus ojos.
Creyó haber dejado atrás toda su vergüenza en vidas pasadas, sin embargo, podía sentir su rostro calentándose de la embarazada. Bastó esta sutil indicación para que todos confirmaran lo que había transcurrido dentro de la habitación.