Kisha sintió un impulso abrumador de agarrar a Campana y plantarle un beso para expresar su inmensa alegría. En su vida anterior, el haber dominado algunas habilidades de su capacidad ya la había hecho formidable, pero ahora, armada con este nuevo objeto tramposo, se sentía invencible. Sin embargo, este nuevo poder venía con una gran responsabilidad. El objeto era lo suficientemente potente como para justificar una guerra por él, añadiendo capas de secreto y precaución a su ya compleja vida.
No es sorpresa que el mundo Murim esté obsesionado con la Abeja Escarlata y la Miel Escarlata; la experiencia directa de Kisha solo profundizó su comprensión de su atractivo. Nunca anticipó efectos tan notables; eran como tesoros que superaban incluso las aleaciones más resistentes y los panaceas más potentes del mundo.