No podía hablar de la bondad del pollo mandarín de la Torre Mandarin ya que no era algo que realmente hubiera comido antes, a pesar de haber estado en el hotel varias veces. Por esta razón, no podía acusarla de mentirle.
Pellizcó su barbilla y en cambio le dijo:
—Ese pollo más vale que valga toda la molestia.
Alix sonrió astutamente y respondió:
—No juego cuando se trata de comida. Podría ser la mejor crítica de comida en Beijing. Confía en mí, es la mejor de la ciudad. ¿Cuándo te he decepcionado con una recomendación de comida?
Parecía que su memoria era tan corta que ya había olvidado la pizza que juraba que era la mejor, pero él apenas podía comer dos bocados.
—A propósito, ¿qué tan sincera eres con el profesor en tus sesiones? —cambió el tema de repente.
Era algo que había estado en su mente desde que el profesor mencionó que ella era sincera y abierta.