—Impulsado por las humillaciones de recibir roedores muertos y otros bichos como regalos, Lin Qianfan se llenó de más ira, la cual Jing Hee recibió de lleno.
—Él había planeado presumir ante su círculo de amigos con los caros regalos que su rico yerno trajo.
—Cada mirada que le dirigía a Jing Hee estaba llena de odio después de que regresara a casa para almorzar y se enterara de los regalos, declaró que no estaría en casa para cenar.
—Después de que se fue, Jing Hee se sintió incómoda y paranoica. ¿Adónde iba? ¿Dónde planeaba pasar la noche?
—¿Tenía una amante fuera de su hogar?
«Lin Qianfan, no te atrevas a meterme conmigo», pensó ella.
—Rápidamente, ella tomó el teléfono y contactó al detective privado que solía usar.
—«Olvida a Lin Alix por ahora y averigua dónde planea Lin Qianfan pasar la noche».
—Al colgarle al detective privado, llamó a su hija, pero Billi no contestó.