```
En un giro sorprendente de los eventos, a pesar de que mucha gente pasaba por el puesto de Alix y hacía consultas, nadie estaba dispuesto a comprar orquídeas a un precio tan desorbitado.
Cuando el sol comenzó a ponerse, las dos tías tenían expresiones de frustración en sus rostros. Sin embargo, lo que más las desconcertaba era lo imperturbable que parecía estar Alix por otra parte.
Estaba jugando un juego y hasta se reía como si todo estuviera bien, y eso las preocupaba.
—Querida, ¿estás bien? —tía Mo no pudo más y tuvo que preguntar. Estaba sentada al lado derecho de Alix y le puso un brazo alrededor del hombro en un gesto que pretendía ser reconfortante.
Alix asintió distraídamente. Incluso se preguntó por qué no estaría bien. —No te preocupes tía, alguien vendrá.
Ella podía ver la preocupación en el rostro de la mujer y quería tranquilizarla.